domingo, 20 de agosto de 2017

Reencontrar tus alas

A veces 15 días es mucho, otras muy poco, yo os diré que tan solo son 15 días.

Pero lo que tengo muy claro es que si tienes alas, todo es mejor o al menos una enseñanza.

Habréis escuchado, vivido, incluso dicho por vivido o no, que todo lo malo viene junto, que cuando llega una mala racha, mejor prepararse.

Pues ese viento es el que nos sopla alrededor desde hace casi dos meses.

Claro, que cuando tienes puestas unas gafas de sol y entras en un lugar cerrado, todo se ve oscuro.

La comparación es, a veces o más bien, casi siempre, un mal método de consuelo. Porque cuando comparamos nuestra situación con alguna peor, nos descuidamos, dejándonos de cuidar y no observamos esa otra situación desde la empatía sino desde la pena y el paternalismo. Y cuando la comparación es con una situación que consideramos mejor, nos pintamos de negro cada habitación de nuestra estancia emocional.

Pues en estas andamos cuando de pronto recordamos que tenemos alas.
Una risa, una sonrisa, una mirada, una caricia, un roce, un abrazo y las alas se despliegan, aunque no las veamos o no queramos verlas.

De pronto una pequeña brisa entra por la ventana y sin quererlo, comenzamos a levantar nuestros pies del suelo. Un poco de miedo por " No pisar tierra" y negamos las alas....
Agarrándonos a tierra firme cerramos la rendija por donde creemos que ha entrado la culpable.
Pasan los minutos, nos volvemos a sumir en nuestros miedos...
Pero de pronto, la pequeña brisa se convierte en viento y nos sorprendemos a dos palmos de lo conocido, de lo pintado en negro.
De nuevo un poco de miedo....el intento de racionalizar como una insípida ración de un quinto...pero esta vez algo nos impide tocar tierra firme..miramos a los lados, y son nuestras alas, desplegadas del todo, firmes...
Tán solo, aunque no querámos, nos queda volar....

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